CENTRO OFTALMOLÓGICO Y OCULOPLÁSTICO DE MADRID
 

PARÁLISIS FACIAL


¿Qué es la parálisis facial?

La parálisis facial es la alteración de la dinámica de cierre de los párpados secundaria a una lesión del nervio facial que es el encargado de la inervación de la musculatura que produce el cierre palpebral (músculo orbicular).

Es una patología relativamente frecuente y, en la mayoría de los casos, afortunadamente temporal. Sin embargo, en algunos casos esta parálisis es definitiva y puede originar serios problemas, debido a la falta de cierre palpebral, en estructuras oculares como la córnea.

El oftalmólogo es el especialista de elección para valorar las repercusiones oculares de una parálisis facial por lo que, independientemente del especialista que haya realizado el diagnóstico, el paciente debe ser remitido a la mayor brevedad posible para una valoración y seguimiento oftalmológicos.


¿Cuáles son las causas de la parálisis facial?

El nervio facial es un nervio con un trayecto muy largo que va desde el tronco del encéfalo a la musculatura facial, pasando por entre otras estructuras por debajo de la glándula parotídea.

Debido a ese trayecto, el nervio puede sufrir lesiones en cualquier punto de su recorrido debido a diferentes circunstancias.

La causa más frecuente de parálisis facial es la denominada “ a frigore” y es de origen desconocido, aunque en la mayoría de las ocasiones se resuelve espontáneamente.

Otras causas incluyen procesos infecciosos (mastoiditis, otitis, infecciones por herpes…), tumorales, traumatismos, enfermedades granulomatosas ( sarcoidosis) o autoinmunes.


¿Qué síntomas producen las parálisis faciales?

La mayoría de los síntomas están relacionados con la incapacidad de cierre palpebral.

-      El cierre palpebral incompleto (lagoftalmos) produce alteraciones en la correcta lubrificación de la superficie ocular. El paciente presentará irritación ocular, sensación de arenilla o de cuerpo extraño, queratitis y úlceras corneales. En casos muy graves, se puede producir una perforación ocular.

-      Debido a los esfuerzos por intentar cerrar los ojos, se pueden producir desinserciones de los músculos retractores palpebrales y se puede asociar ptosis o retracción palpebral

-      La caída de la ceja, si la parálisis facial afecta a la musculatura frontal es frecuente y se denomina ptosis de ceja.

-      El párpado inferior puede afectarse y producirse un ectropión o una retracción palpebral inferior lo cual provocará irritación ocular y lagrimeo.

En otras ocasiones, las lesiones del nervio facial se encuentran asociadas a las del nervio trigémino ya que se encuentran muy próximos en su origen. Este nervio trigémino recoge la sensibilidad de la córnea. Si se lesiona el paciente presenta anestesia corneal, es decir, pierde la sensibilidad de la córnea. Esta sensibilidad es un mecanismo de defensa de manera que, cuando hay una lesión corneal, por ejemplo, una úlcera se produce un dolor intenso que avisa al organismo de que existe una lesión. Si esta sensibilidad está abolida, como ocurre en las lesiones del nervio trigémino, las lesiones corneales que se producen por la parálisis facial no son percibidas, lo cual aumenta el riesgo de perforación ocular.

Las aberraciones en la inervación se producen cuando el organismo intenta compensar la falta de función del nervio facial realizando conexiones con otros nervios de la zona (hipogloso, por ejemplo). Esto da lugar a las denominadas lágrimas de cocodrilo que se producen con la masticación.

 

¿Cómo se explora la parálisis facial?

El médico oftalmólogo realizará una serie de exploraciones que incluirán:

-      Estudio del cierre palpebral espontáneo y forzado

-      Capacidad de esconder la córnea cuando se cierran los ojos ( fenómeno de Bell) que es de gran importancia como mecanismo de protección corneal

-      Sensibilidad corneal

-      Estado de la córnea, mediante exploración con lámpara de hendidura e instilación de gotas de colorantes.

Dependiendo de los hallazgos de la exploración y de la historia clínica del paciente, puede ser preciso derivar al paciente a otros especialistas ( otorrinos, neurólogos..) o pedir pruebas de imagen ( TAC o Resonancia craneal).

¿Cómo se trata la parálisis facial?

A la hora de tratar la parálisis facial hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: Estado de la córnea y posibilidad de recuperación.

Ante todo, es fundamental proteger la superficie ocular. Para ello, desde el primer momento es muy importante lubricar la córnea con lágrimas artificiales y pomadas por la noche. Así mismo, hay que disminuir la exposición corneal. Para ello, el mejor método es lo que se denomina cámara húmeda que puede fabricarse artesanalmente con film de cocina o con parches especiales de plástico tipo Ortolux. No se debe tapar los ojos con gasas o parches pues no protegen adecuadamente la superficie ocular.

Si no existe previsión de recuperación de la función de cierre palpebral y, en función del estado de la córnea y de los párpados, hay que plantearse una rehabilitación quirúrgica.

Existe una gran variedad de técnicas quirúrgicas que se resumen en tres fundamentales:

-      Implantación de pesas de oro o titanio en el párpado superior. Se trata de implantar, sobre el tarso, en el párpado superior una pesa que oscila entre 0.6 y 2.4 gramos. Antes de su implantación, se realizarán una serie de determinaciones en la consulta, para decidir qué peso ha de tener dicha pesa. Debe tener un peso adecuado como para poder cerrar el párpado sin producir una ptosis palpebral. Es una técnica sencilla y con escasas complicaciones aunque, en ocasiones, se puede producir una extrusión de la misma

-      La ptosis de la ceja si es muy inestética se suele corregir con lo que se denomina cejaplastia directa.

-      La retracción del párpado inferior es la más difícil de corregir y puede precisar más de una intervención. Las técnicas empledas son muy variadas e incluyen la tira tarsal lateral, injertos de esclera, tarso, paladar duro o cartílago auricular o elevaciones del tercio medio facial ( lifting medio-facial)

 
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