OJO SECO
¿Qué entendemos por ojo seco?
El síndrome del ojo seco es un problema muy común (probablemente el motivo de consulta más frecuente en la consulta de oftalmología junto con las blefaritis) y crónico causado por una deficiente lubricación y humectación sobre la superficie del ojo debida a la falta de lágrima o a una mala calidad de la misma. Las consecuencias del ojo seco abarcan un amplio abanico de síntomas oculares que van desde una irritación ocular leve pero constante a una inflamación significativa, e incluso la aparición de lesiones corneales importantes en los casos más severos.
Además de llamarse síndrome del ojo seco, enfermedad del ojo seco, o simplemente "ojo seco", existen más términos para describir ojo seco, como:
- Queratitis sicca. Generalmente usada para describir la sequedad e inflamación de la córnea.
- Queratoconjuntivitis sicca. Usada para describir el ojo seco, que afecta tanto la córnea como la conjuntiva.
- Síndrome de disfunción lagrimal. Usada para enfatizar que una calidad inadecuada de las lágrimas puede ser igual de importante que una cantidad inadecuada.
Se calcula que afecta a entre un 30% y a un 40% de la población, cifra que aumenta en edades avanzadas, sobre todo mujeres, y se estima que lo padece un 80% de las mayores de 60 años.
¿Qué es la película lagrimal y cuál es su función?
Las lágrimas, o película lagrimal, es la capa más externa de la superficie ocular y tiene una doble funcionalidad: protectora y refractiva. Por un lado, se encargan de lavar la superficie del ojo para mantenerlo húmedo y eliminar el polvo, residuos, y microorganismos que podrían dañar la córnea y provocar una infección ocular y por otro son el primer medio que desvía los rayos de luz al llegar al ojo (refracción). Una película lagrimal adecuada, estable y uniforme es fundamental para evitar los síntomas del ojo seco y para proporcionar una correcta visión.
La película lagrimal normal está conformada por tres importantes componentes distribuidos en tres capas:
- Capa externa, de componente oleoso (lípidos)
- Capa intermedia, de componente acuoso
- Capa interna, de componente mucoso (mucina)
Cada componente de la película lagrimal cumple un propósito fundamental y está producido por diferentes glándulas. Por ejemplo, los lípidos de las lágrimas ayudan a evitar que la película lagrimal se evapore demasiado rápido y a aumentar la lubricación, mientras que la mucina ayuda a fijar y propagar las lágrimas a través de la superficie del ojo. El componente oleoso es producido por las glándulas meibomianas de los párpados, el componente acuoso es producido por las glándulas lagrimales que se encuentran detrás del lado externo de los párpados superiores y el componente de mucina es producido por las células caliciformes de la conjuntiva que cubre lo blanco del ojo (esclera).
¿Qué tipos de ojo seco hay?
Cualquier problema con cada una de las fuentes productoras de los componentes de la película lagrimal puede tener como consecuencia una inestabilidad lagrimal y ojos secos. Existen diferentes tipos de ojo seco, según el componente que sea afectado.
Si las glándulas meibomianas no producen o no segregan suficiente componente lipídico es posible que la película lagrimal se evapore demasiado rápido, trastorno que se denomina "ojo seco evaporativo". Es el tipo más frecuente de ojo seco y va íntimamente asociado a la blefaritis o síndrome de disfunción de las glándulas de Meibomio.
En otras ocasiones la causa fundamental del ojo seco es una fallo de las glándulas lagrimales en la producción de fluido acuoso suficiente como para mantener los ojos adecuadamente humectados. Esta forma de ojo seco se denomina "deficiencia acuosa del ojo seco" u “ojo seco hiposecretor”. Suele aparecer asociado enfermedades como el síndrome de Sjögren.
¿Qué factores aumentan el riesgo de tener ojo seco?
Existe una gran cantidad de factores pueden aumentar el riesgo de ojo seco, motivo por el que este síndrome es tan frecuente en la población:
- Uso de pantallas y dispositivos móviles: Uno de los factores más frecuentes, si no el más, en nuestro medio. Cuando estamos frente a estos dispositivos tendemos a parpadear menos profundamente y menos frecuentemente de manera inconsciente, lo que lleva a una mayor evaporación lagrimal. También la lectura continuada y la conducción exigen mantener la mirada fija y pueden alterar el equilibrio de la película lagrimal.
- Edad: El síndrome de ojo seco puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente a partir de los 50 años.
- Sexo: Más frecuente en mujeres que en varones, con una gran incidencia en la menopausia. Las mujeres postmenopáusicas enfrentan mayor riesgo de ojo seco que los hombres de igual edad.
- Alteraciones hormonales: Estrógenos y hormonas tiroideas.
- Ambientes interiores: El aire acondicionado, los ventiladores y los sistemas de calefacción de inyección de aire pueden disminuir la humedad ambiental interior y/o acelerar la evaporación lagrimal.
- Ambientes exteriores: Los climas áridos, la luz solar intensa, el polvo, viento intenso o bajos niveles de humedad ambiental.
- Vuelos frecuentes: El aire de las cabinas de los aviones es sumamente seco y puede originar problemas de ojo seco, en especial en quienes vuelan con frecuencia.
- Abuso de lentes de contacto
- Humo de tabaco
- Alimentación: Déficit de vitaminas (muy raro en nuestro medio)
- Determinadas enfermedades sistémicas: Diabetes, trastornos relacionados con la tiroides, lupus, artritis reumatoide y Síndrome de Sjogren, contribuyen a la aparición de problemas de ojo seco.
- Medicamentos: Antihistamínicos, antidepresivos, antihipertensivos, antiparkinsonianos, anticonceptivos orales y píldoras para el control de la natalidad, aumentan el riesgo de síntomas de ojo seco.
- Uso prolongado de colirios con conservantes (antibióticos, antiinflamatorios, antiglaucomatosos)
- Problemas de párpados: El cierre incompleto de los párpados al parpadear o dormir (lagoftalmos), puede ser causado por envejecimiento o aparecer después de cirugías de los párpados (blefaroplastia), por enfermedades de los párpados (ectropión) o por parálisis facial. También las enfermedades de los párpados que provocan alteraciones en la función de las glándulas de Meibomio (blefaritis, rosácea).
- Enfermedades inflamatorias de la superficie ocular: Conjuntivitis, alergia ocular, queratitis.
- Enfermedades sistémicas: Generalmente autoinmunes (Síndrome de Sjögren, lupus, artritis reumatoide, fibromialgia).
- Quimioterapia y radioterapia
- LASIK y otras cirugías refractivas: Pueden causar ojo seco por alteración de la sensibilidad corneal.
¿Cuáles son los síntomas del ojo seco?
Los síntomas que se pueden presentar en el ojo seco son muy variados y dependen de la severidad del cuadro:
- Ojo rojo
- Sensación de cuerpo extraño como si se tuviera arenilla dentro del ojo..
- Ardor, quemazón, picor o escozor.
- Dolor en los ojos, sobre todo si existe alteración corneal (queratitis, ulcera)
- Cansancio y pesadez de los ojos.
- Mayor sensibilidad a la luz (fotofobia).
- Visión borrosa o fluctuante
- Fatiga visual en actividades cotidianas tales como la lectura, conducción, uso del ordenador, móvil, ver la TV.
- Intolerancia al uso de las lentes de contacto
- Lagrimeo u ojos llorosos, como mecanismo de protección, induciendo un aumento vía refleja del componente acuoso de la lágrima.
¿Se puede prevenir el ojo seco?
La prevención del ojo seco es posible en la mayoría de casos, especialmente en todos aquellos pacientes en los que la causa obedezca a factores ambientales, hábitos de trabajo o relacionados con el esfuerzo visual. Existen unos hábitos y unas conductas que disminuyen la aparición del ojo seco y su severidad:
- Evitar los ambientes secos producidos por calefacciones o aire acondicionado o utilizar humidificadores en estos casos.
- Descansos periódicos y frecuentes en situaciones de actividad visual mantenida por el uso de ordenadores, móviles, estudio o lectura, conducción prolongada.
- Hábitos saludables de vida: Hidratarse adecuadamente, dormir las horas necesarias, dieta adecuada rica en vitaminas A, E y C, omega-3, antioxidantes.
- Reducción y/o eliminación a la exposición de factores ambientales externos que favorecen la irritación ocular: humo de tabaco, polución, polvo, luz solar intensa, uso gafas de sol.
- Uso moderado de lentes de contacto, insistiendo en el número de horas y días adecuado además de una correcta lubricación y humectación de la superficie ocular.
- Tratamiento correcto de enfermedades oculares que puedan potenciar o desencadenar ojo seco (conjuntivitis alérgica, rosácea ocular)
- Medidas higiénicas palpebrales, consistentes en la aplicación de calor y masaje de los párpados durante varios minutos para exprimir las glándulas palpebrales mediante el masaje palpebral seguido de la limpieza con toallitas higiénicas o champú de pH neutro para bebés.
- Si existe un cierre incompleto de los parpados (lagoftalmos), el uso de pomadas lubricantes es beneficioso junto con el aumento de la humedad en el dormitorio, especialmente durante las horas de sueño.
¿Cómo diagnosticar el ojo seco?
Los síntomas nos orientan al diagnóstico en la mayoría de los casos, pero por sí solos son insuficientes para medir la gravedad de la enfermedad del ojo seco ya que pueden variar de forma significativa de una persona a otra, e incluso pueden verse afectados según el tipo de personalidad. Algunas personas con una afección leve o mínima pueden sentir pesadez en sus ojos, escozor intenso o dolor mientras que otras tal vez sufran problemas importantes de ojos secos no tienen una sintomatología intensa y no prestan tanta importancia.
Para llegar a un diagnóstico correcto de la enfermedad y su gravedad nos apoyamos en una anamnesis basada en cuestionarios de evaluación, una correcta exploración clínica y pruebas complementarias.
Cuestionario de evaluación:
- Edad y sexo (menopausia)
- Medicación tópica en los ojos
- Medicación general
- Enfermedades inflamatorias sistémicas y otras enfermedades generales
- Sensación de boca seca o sequedad de mucosas
- Antecedentes de enfermedades palpebrales.
- Antecedentes de cirugía palpebral u ocular.
- Uso habitual de lentes de contacto
- Tiempo que emplea fijando la vista con ordenadores, leyendo, estudiando o conduciendo
- Aire acondicionado o calefacción de aire en su vivienda o puesto de trabajo
- Exposición a ambientes polucionados, luminosos, viento o polvo
- Fumador
- Hábitos dietéticos e ingesta de agua al día
Exploración clínica:
El examen en la lámpara de hendidura nos permite evaluar los signos típicos del ojo seco como son hiperemia, alteraciones y enfermedades palpebrales, defectos de cierre palpebral y las alteraciones corneales con la tinción de fluoresceína dándonos una idea de la severidad del proceso.
Pruebas diagnósticas complementarias:
- Valoración altura del menisco lagrimal y del tiempo de ruptura de la lágrima (BUT).
- Test de Schirmer para cuantificar la secreción lagrimal.
- Valoración glándulas palpebrales.
- Valoración de la integridad del epitelio de la superficie anterior del ojo mediante el uso de colorantes (fluoresceína)
- Valoración de la osmolaridad lagrimal.
¿Cuál es el tratamiento del ojo seco?
El ojo seco es una enfermedad sin tratamiento curativo y todas las medidas van dirigidas a prevenir su aparición, reducir la intensidad de los síntomas o hacerlos desparecer y evitar complicaciones.
La primera medida es recomendar al paciente hábitos de trabajo y de vida que eviten la exposición a los factores de riesgo que habitualmente son causantes de ojo seco (pausas frecuentes delante de pantallas o dispositivos móviles, mejoras de las condiciones ambientales, dieta saludable, hidratación, etc).
El tratamiento médico en sí consiste en el uso de lágrimas artificiales de manera regular, tanto en forma de colirios, preferiblemente sin conservantes, como en forma de gel o pomadas, acompañadas de las medidas de limpieza de párpados para mejorar las blefaritis que habitualmente van asociadas al cuadro de ojo seco.
Si con estas medidas no se consiguen los objetivos de paliar los síntomas se pueden utilizar colirios antiinflamatorios (corticoides), colirio de ciclosporina o colirio de suero autólogo fabricado a partir de la propia sangre del paciente, reservando estos dos últimos tratamientos para casos severos con importante afectación corneal (queratitis o úlceras corneales).
En casos muy especiales también se pueden colocar tapones en los puntos lagrimales que enlentecen o anulan el drenaje de la lágrima por los mismos y así aumentar el reservorio de lágrima para mejorar la humectación de la superficie ocular.